domingo, 3 de febrero de 2013

XXXIV Nacimiento de Juan. María regresa a Nazaret

Vi a la Virgen Santísima después de su vuelta de Juta a Nazaret, pasando algunos días en casa de los padres del discípulo Parmenas, el cual en aquella época no había nacido aún. Creo haber visto esto en el mismo momento del año en que sucedió. Tengo la sensación de que fue así. Según esto, el nacimiento de Juan habría tenido lugar a fines de Mayo o principios de Junio. María se quedó tres meses en casa de Santa Isabel, hasta el nacimiento de Juan. En el tiempo de la circuncisión del niño ya no se hallaba allí.
Cuando María partió para Nazaret, José acudió a su encuentro a la mitad del camino. Cuando José volvió a Nazaret con la Santísima Virgen, notó que se hallaba encinta, y le asaltaron toda clase de dudas y de inquietudes, pues ignoraba la aparición del ángel y su revelación a María.

Después de su desposorio, José había ido a Belén por asuntos de familia, y María, entre tanto, a Nazaret con sus padres o algunas compañeras. La salutación angélica había tenido lugar antes del retorno de José, y María, en su tímida humildad, había guardado silencio sobre el secreto de Dios. José, turbado e inquieto, no demostraba nada exteriormente; pero luchaba en silencio contra sus dudas. La Virgen, que había previsto esto, permanecía grave y pensativa, lo cual aumentaba las angustias de José.

Cuando llegaron a Nazaret la Virgen no se dirigió enseguida a su casa con San José, sino que se quedó dos días en casa de una familia emparentada con la suya, donde habitaban los padres del discípulo Parmenas, no nacido aún, que fue más tarde uno de los siete diáconos en la primera comunidad de los cristianos de Jerusalén. Aquellas gentes se hallaban vinculadas a la Sagrada Familia, siendo la madre, hermana del tercer esposo de María de Cleofás, el cual fue padre de Simeón, obispo de Jerusalén. Tenían una casa y jardín en Nazaret. También tenían parentesco con María Santísima por Isabel. Vi a la Virgen permanecer algún tiempo en esa casa, antes de volver a la de José.

Entre tanto la inquietud de José aumentó de tal manera, que cuando María volvió a su lado, José se había formado el propósito de dejarla, huyendo secretamente de la casa y de su lado. Mientras iba pensando estas cosas se le apareció un ángel, que le dijo palabras que tranquilizaron su ánimo.